Luego de habernos preparado con la novena, llega el gran día que se estableció para esta festividad de la Divina Misericordia.
El Domingo 1° de Mayo, domingo siguiente al de Pascua, en el que el Señor Jesús, y por medio de su sierva Santa Faustina Kowalska, pidió que en toda la Iglesia se conmemore su misericordia.
Además, en esta ocasión será muy especial, ya que se beatificará a Juan Pablo II, gran impulsor de esta devoción, ya que desde el fallecimiento de la santa polaca todos sus escritos con sus mensajes y obras quedó casi en el olvido y en el abandono, debido a incorrectas interpretaciones e informaciones que poseía la Santa Sede, a tal punto de prohibir la divulgación y difusión de la Divina Misericordia, de la manera manifestada por Sor Faustina.
Transcurrieron después muchísimos años de silencio total, hasta que el 15 de abril de 1978, la Santa Sede, después de un exámen de los documentos originales que antes no le habían sido presentados, cambió su decisión y permitió la práctica de dicha devoción. El artífice de la revocación fue el entonces Cardenal Karol Wojtila, Arzobispo de Cracovia, diócesis natal de Sor Faustina, quien el 16 de octubre de 1978, fue elevado a la Sede de Pedro como el Papa Juan Pablo II.
Juan Pablo II beatificó a Sor Faustina el 18 de abril de 1993, en ocasión de la Fiesta de la Divina Misericordia y el 30 de abril de 2000 también en el día de esta fiesta, la proclamó Santa. Como si fuera poco, el papa polaco fallece un sábado a la tarde, en la víspera de la Fiesta...
Por todo lo que hizo en esta devoción tan maravillosa y por toda su vida tan inmersa en esta devoción, el actual Papa Benedicto XVI decide beatificarlo en la Festividad de la Divina Misericordia... ¡será una alegría inmensa en el cielo y en la tierra!
